Tras la autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), es posible hacer uso de la prueba del virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Aunque un poco tarde —en algunos países se podía adquirir desde 2020— la autorización emitida en enero de este año abre la posibilidad de alcanzar al grupo de personas que viven sin un diagnóstico, como explica Hernán.
Y es que en el territorio, según datos del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el Sida (CENSIDA), 3 de cada 10 personas que padecen esta condición desconocen su estado serológico, lo que no solo aumenta el riesgo de que alguien desarrolle la etapa final de la infección, es decir, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), sino que además significa mayor riesgo de contagios.
¿Qué tan efectivas y cómo son las pruebas?
Los kits de pruebas comerciales disponibles contienen un instructivo, el dispositivo de prueba, lancetas (con las que se pincha un dedo para obtener la muestra de sangre), un curita para la herida, toallitas con alcohol y una botella con solución amortiguadora.
La prueba se parece a las de embarazo: las líneas en el dispositivo indican el resultado.
Un estudio, así como un reporte de la OMS, señalan que este tipo de pruebas son precisas y eficaces. Los seguimientos realizados en Sudáfrica, el Congo, Vietnam y España concluyeron que la prueba logró detectar de manera correcta un 99.6 por ciento (1824 de 1831) de los casos negativos para VIH. Otro análisis realizado con la misma prueba en estos mismos países acertó en el 95% de los casos positivos.