Investigadores mexicanos de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) han aprovechado la energía producida por la bacteria Escherichia coli (E. coli) al momento de alimentarse de glucosa, para transformarla en una fuente orgánica de bioelectricidad.
El investigador Eduardo Maximiano Sánchez Cervantes explicó que para el proceso se utilizaron celdas de combustible microbianas que son artefactos electroquímicos que convierten la materia orgánica, como el contenido de las fosas sépticas o soluciones de glucosa, en energía bioeléctrica, al provocar un reacción de oxidación en los microoganismos exoelectrogénicos como la bacteria del E coli.
La idea a futuro de este proyecto es que puedan instalarse estos dispositivos en donde existan fosas sépticas o residuales para generar la energía: a la producción de este tipo de energía con métodos de esta naturaleza se le llama bioenergía.
En la siguiente etapa se intentará producir una mayor cantidad de electricidad pues en esta fase apenas se logró encender con ella un foco LED. Sin embargo, la viabilidad del proceso es esperanzadora.
Transferencia extracelular
Para entenderlo mejor, el proceso realizado de hecho, hizo que la bacteria, conocida por su capacidad para producir electricidad, fuera sometida a un proceso denominado “transferencia extracelular de electrones”.
Eso permite crear una ruta optimizada a través de las membranas internas y externas de la célula, lo que triplica su capacidad de producir electricidad mientras se alimenta a la vez de los sustratos orgánicos presentes en las aguas residuales.
Además, este logro permite a la bacteria E.coli modificada generar electricidad en diversos entornos sin requerir de la presencia de productos químicos concretos. Ello, a diferencia de otros microbios exóticos que solo son capaces de hacerlo de forma natural en condiciones específicas.
Fuente: ecoosfera.com