Almendras, alcaparras y algas son algunos de los componentes de la primera batería comestible y recargable, un innovador concepto desarrollado por el ingeniero italiano Mario Caironi. Eso podría suponer grandes avances en la medicina y el desarrollo de una “electrónica comestible”.
El prototipo, descrito por primera vez en un artículo en la revista científica Advanced Materials, cuenta con financiación europea y ha recibido gran atención mundial. Hasta el punto de ser considerado como uno de los “inventos del año” por la revista Time.
“Comestible es diferente a ingerible, puesto que ya hay dispositivos con materiales comunes -como los de un teléfono- envueltos en una cápsula que los aísla y que pueden ser ingeridos, pero también deben ser expulsados y supervisados”, explica a EFE Mario Caironi, investigador del Instituto Italiano de Tecnología (IIT).
Desde hace años, este doctor en ingeniería electrónica investiga las propiedades electrónicas de los alimentos y de sus derivados. Con el objetivo de desarrollar sensores médicos que puedan ser ingeridos sin efectos secundarios y que sean procesados por nuestro cuerpo tal como se digieren los alimentos.
“Nuestra principal hipótesis es que hay un espacio para productos que pueden ser digeridos y suministrar información sobre nuestro estado de salud, como píldoras o sensores de temperatura y pH en el sistema digestivo”, argumenta.
La batería diseñada por su equipo está íntegramente elaborada con componentes comestibles: la vitamina B2 o riboflavina -extraída de las almendras- actúa como ánodo y la quercetina obtenida de las alcaparras como cátodo.
Fuente: EFE