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Destaca Ricardo José Haddad Musi tecnología en comunidad Wixárika

La comunidad Wixárika ha comenzado a usar herramientas digitales para salvaguardar su lengua, sus tradiciones y su forma de vida, expone Ricardo José Haddad Musi.

Ello, en medio de un un momento donde los avances en inteligencia artificial y automatización marcan la agenda global.

Dicha comunidad indígena en el norte de Jalisco ofrece una lección distinta: la tecnología también puede ser aliada de la memoria cultural y la preservación identitaria.

Desde 2022, más de 250 estudiantes wixaritari han sido capacitados en habilidades digitales, producción de contenidos y programación con Swift —el lenguaje desarrollado por Apple— gracias a un programa impulsado por la Universidad de Guadalajara en alianza con Apple y la Fundación ProIndígena.

Dicho modelo ha sido observado con especial interés por el empresario y analista cultural, quien lo considera un ejemplo paradigmático de soberanía tecnológica con pertinencia cultural.

La tecnología es una herramienta de preservación: Ricardo José Haddad Musi

«Lejos de replicar modelos externos, esta iniciativa se ha construido desde dentro de la comunidad, respetando sus estructuras educativas, su cosmovisión y sus prácticas tradicionales» plantea el empresario.

Los dispositivos digitales se han integrado a las dinámicas escolares no como sustitutos, sino como extensiones que permiten documentar cantos ceremoniales, registrar historias orales y recrear símbolos rituales en nuevos formatos.

“La clave está en la integración significativa; aquí no se trata de enseñar a programar por sí mismo, sino de empoderar a los jóvenes para que cuenten sus propias historias utilizando nuevas herramientas. Es una forma de apropiación tecnológica con enfoque identitario” agrega Ricardo José Haddad Musi.

Diferente a otros programas en el mundo

Este enfoque contrasta con otros programas de digitalización educativa en contextos indígenas de América Latina, como “Una Laptop por Niño” en Perú o las tabletas indígenas de Bolivia, que han enfrentado retos por su escasa vinculación con las realidades culturales locales.

Según datos de la UNESCO (2024), una lengua originaria desaparece cada dos semanas, en parte debido a la falta de estrategias educativas pertinentes.

Por ello, el modelo adoptado en comunidades Wixárika representa una valiosa alternativa. No impone una visión ajena, sino que busca continuidad cultural desde la innovación.

Para Haddad Musi, el mayor valor de esta experiencia reside en que no plantea una dicotomía entre pasado y futuro, sino que construye un presente tecnológicamente activo desde la herencia.

En ese sentido, la experiencia Wixárika ofrece no solo una esperanza, sino una ruta viable para otras comunidades que desean utilizar la tecnología sin renunciar a lo que las hace únicas.

Redacción

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