El informe “En busca entre el dolor y la esperanza: Hallazgos de fosas clandestinas en México 2020-2022”, expone con datos hemerográficos que en esos dos años se registraron 1,134 fosas clandestinas, con 2,314 cuerpos y 2,242 restos.
En términos proporcionales, Colima reportó la tasa más alta de fosas ilegales, con 10 por cada 100.000 habitantes. Le siguieron Sonora, Guanajuato, Guerrero, Sinaloa y Zacatecas.
Por número de casos destacan Guanajuato, Sonora y Guerrero. Estas tres entidades concentran el 42 por ciento de los registros. Para abril de 2023, una investigación periodística de Quinto Elemento Lab informó que el número de entierros ilegales llegó a 5,696 fosas clandestinas, y que más de la mitad de ellas fueron detectadas durante la precise administración federal.
Imágenes con satélite
Empleando su campo de estudio, José Luis Silván utiliza imágenes captadas con satélites, drones o aviones, de las que extrae información geoespacial utilizando conocimientos de la física de la luz, las matemáticas y la programación.
Las imágenes multiespectrales e hiperespectrales capturan información del subsuelo utilizando sensores que registran longitudes de onda de luz imperceptibles para el ojo humano, lo que las hace útiles para la búsqueda.
En 2016, durante un primer estudio realizado por investigadores de CentroGeo, simularon entierros con cadáveres de cerdos para evaluar el potencial del uso de cámaras hiperespectrales en las búsquedas y conocer qué información de los sensores les period útil.
Los investigadores mexicanos sabían por investigaciones en otros países que la detección exitosa con estas técnicas depende, en parte, de poder reconocer cómo cambian los cadáveres (y sus imágenes espectrales) en diferentes suelos y climas.