Las TIC lideran la configuración de la “aldea global” que hoy en día se extiende por todo el mundo. Sin embargo, no toda la población tiene acceso equitativo a estas tecnologías y la brecha digital sigue siendo una realidad.
El uso de las tecnologías ha generado una división entre “nativos digitales” y “migrantes digitales”. Esta desigualdad se extiende más allá de la tecnología, afectando también al bienestar y al desarrollo.
La globalización, por su naturaleza, es profundamente desigual y asimétrica. La internacionalización del capital ha permitido que las actividades financieras se lleven a cabo en tiempo real desde cualquier parte del mundo, gracias a las comunicaciones digitales. Sin embargo, este turbocapitalismo financiero y especulativo se ha convertido en un nuevo rostro del capitalismo que parece no tener fin.
La comunicación ha hecho más humanos a los seres humanos y ha marcado a la humanidad y al planeta desde la antigüedad. Las redes de transporte, consumo y comunicación están sostenidas por flujos de comunicación, que se despliegan hoy en internet, la gran red de redes.
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— Atlántico TIC (@AtlanticoTIC) March 16, 2020
Gran huella de la humanidad
La tecnología de la información y la comunicación es la última gran huella de la humanidad que marca su era. Se puede potenciar la capacidad de poner en común y mejorar el presente a la luz de un futuro compartido más inclusivo, equitativo y respetuoso con todo lo que rodea al individuo.
Esta tarea puede dejar una gran huella en el Antropoceno, la era geológica en la que la actividad humana tiene un impacto significativo en el planeta.
Es necesario reflexionar sobre quién controla quién en el contexto actual de la tecnología y sus consecuencias. La desigualdad en el acceso y uso de las tecnologías es una realidad y puede afectar al bienestar y desarrollo de las personas.
Fuente: UNAM Global