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Alumnos del Politécnico crean bioplástico con papa

En México, de los 100 millones de toneladas de papa que se producen anualmente, sólo el 33 por ciento se recicla. Además, de acuerdo con el Instituto Nacional de Recicladores (INARE), en 2012, sólo se reciclaron 67 millones 810 mil 700 toneladas de desechos.

Por lo tanto, la contaminación debido a productos desechables se ha convertido en un problema que afecta al medio ambiente. Para revertir esa situación, estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) crearon un bioplástico a partir de la cáscara de papa que tarda de cuatro a cinco meses en degradarse.

De acuerdo con los creadores de esta propuesta, Gabriela García Orozco, Lucero Guerra Tovar, Joel Sánchez Díaz y Yoxan Solís Vázquez, alumnos del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) 10 “Carlos Vallejo Márquez”, el bioplástico se enfoca en dar una solución para la reducción de residuos sólidos urbanos.

“El proyecto nace por la alta demanda que existe de plásticos elaborados con polímeros sintéticos y se propone una alternativa de un bioplástico elaborado a base de cáscara de papa, lo que transforma residuos orgánicos en productos de uso común para el país”, informó Joel Sánchez Díaz.

Sustituir los polímeros

Este prototipo busca sustituir los polímeros que se usan con frecuencia, los cuales tardan unos cientos miles de años en degradarse, tienen muchos contaminantes y generan repercusiones a los organismos presentes en los suelos.

“Es un biopolímero fabricado con residuos orgánicos como el almidón de la cáscara de la papa y la fécula de maíz, lo cual hace que el producto sea amigable con el ambiente”, indicó Solís Vázquez, alumno de la carrera técnica de Diagnóstico y Mejoramiento Ambiental.

Aseguraron que el producto puede aguantar una bebida con temperatura de 150 grados Celsius; las convencionales, como café y té van de los 35 a 45. Por lo tanto, hay seguridad de que un artículo elaborado con bioplástico no se destruya.

Los diseñadores del proyecto indicaron que, desde la producción a la degradación del producto, no causa ningún impacto negativo al medio ambiente. No tiene sabor y el color que tiene actualmente es naranja, pero puede producirse sin éste.

(Agencia ID)

Silvia Chavela

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