La vida digital en Estados Unidos podría cambiar para siempre con un simple gesto: dejar de escribir contraseñas. Lo que parecía ciencia ficción empieza a volverse cotidiano con el impulso de Apple, Google y Microsoft hacia un nuevo estándar de seguridad, las llamadas passkeys.
Estas llaves digitales funcionan mediante biometría o PIN local y reemplazan la necesidad de recordar largas combinaciones de letras y números. Con este sistema, el inicio de sesión se valida con Face ID, huella dactilar o un desbloqueo en el dispositivo, reduciendo drásticamente la posibilidad de ataques de phishing o robo de credenciales.
Passkeys y la apuesta por un acceso más seguro
El movimiento ya está en marcha. Apple y Google han integrado passkeys en sus ecosistemas, permitiendo a millones de usuarios ingresar en cuentas y servicios con un toque en la pantalla. Microsoft, por su parte, trabaja en la interoperabilidad para que las passkeys funcionen sin importar el dispositivo. En consecuencia, se avanza hacia una experiencia sin contraseñas que combina seguridad y comodidad.
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Del mismo modo, bancos, plataformas de streaming y comercios electrónicos están incorporando esta tecnología. El atractivo radica en que las passkeys no viajan por internet en texto plano, lo que dificulta los hackeos masivos a bases de datos. Además, su configuración se sincroniza entre dispositivos de manera cifrada, reduciendo la fricción para el usuario final.
Un cambio cultural en la era digital
La transición no se limita a la tecnología. Abandonar la contraseña de siempre exige un cambio cultural que puede tardar años, pero que apunta a convertirse en el estándar global de acceso digital.
Los analistas estiman que, con la adopción de passkeys, se eliminarán cientos de millones de intentos de fraude al año en Estados Unidos. Las cifras del FIDO Alliance confirman que el 80 % de los ciberataques actuales provienen de credenciales comprometidas, lo que convierte a este sistema en una respuesta concreta a uno de los problemas más persistentes del internet moderno.