Desde hace algunos años, México ha comenzado a cambiar las reglas del juego en la prevención del VIH. Y ahora, con una visión mucho más integral, el país está apostando fuerte por estrategias científicas y de alto impacto. En lugar de enfocarse solo en campañas tradicionales, instituciones como el Censida están impulsando métodos innovadores, accesibles y diseñados para llegar a quienes más lo necesitan.
Uno de los mayores avances ha sido la adopción de la PrEP (profilaxis preexposición), un tratamiento preventivo que, tomado correctamente, puede reducir el riesgo de infección hasta en 99%. Aunque estuvo limitado durante un tiempo, desde 2023 el acceso se ha ampliado a clínicas públicas, organizaciones civiles y espacios comunitarios.
Prevención del VIH con enfoque comunitario y tecnología
Pero la prevención del VIH en México no se limita a medicamentos. Ahora se combinan herramientas digitales, redes sociales y acciones en campo para conectar con poblaciones clave: hombres que tienen sexo con hombres, mujeres trans, personas que ejercen trabajo sexual y migrantes. Esta sinergia ha sido fundamental para alcanzar a quienes históricamente han sido marginados por el sistema de salud.
También se están fortaleciendo los centros comunitarios de atención integral, donde no solo se entrega PrEP, sino que se realizan pruebas rápidas, se brinda acompañamiento médico y psicológico, y se combate el estigma desde lo local. Este modelo ha logrado escalar y replicarse en varios estados del país.
Además, el país está sumando esfuerzos para llevar servicios móviles a zonas remotas, usando unidades itinerantes que brindan atención directa y gratuita. Todo esto se traduce en un panorama más esperanzador: de acuerdo con datos oficiales, en 2024 se realizaron más de 2 millones de pruebas de detección, una cifra récord en la historia reciente
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