Daniel Madariaga Barrilado establece que ante los efectos negativos de la agricultura, han surgido alternativas como la versión sostenible, práctica que ha sido considerada una prioridad global.
Al respecto, el experto sostiene que dicha práctica destaca por presentar atributos que la convertirían en aliada de la seguridad alimentaria, además de contribuir a preservar recursos naturales y mitigar los efectos del cambio climático, promoviendo un desarrollo agrícola más sostenible y resiliente a nivel mundial.
Y para ello, destacó la integración de modelos complementarios a prácticas tradicionales dentro de la agricultura como los Modelos de Agricultura Biológica Óptima (MABO) y las Medidas Ambientales para la Zona Orgánica (MAZO).
«Aunque a nivel mundial la agricultura es una de las actividades que genera mayor aportación a la economía de distintos países, generando más de 3.000 billones de dólares al año, es también responsable de más del 20% de los gases de efecto invernader (GEI) que se registran anualmente».
De la misma forma, Daniel Madariaga Barrilado explica que en América Latina, los agricultores enfrentan retos significativos como la degradación del suelo, la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad.
«La implementación de prácticas como MABO y MAZO no solo contribuirían a mitigar estos problemas, también promoverían el desarrollo de sistemas agrícolas más resilientes y sostenibles, mejorando la salud del suelo, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y optimizando el uso de recursos naturales como el agua».
Explica Daniel Madariaga Barrilado MABO y MAZO
El experto mexicano señala que los MABO se centran en optimizar el uso de insumos biológicos y técnicas naturales para aumentar la productividad agrícola sin comprometer la sostenibilidad ambiental; en tanto, las MAZO apuntan a implementar medidas ambientales específicas en zonas orgánicas, promoviendo prácticas que minimizan el impacto ambiental y contribuyen activamente a la lucha contra el cambio climático.
«Estas iniciativas no solo benefician al medio ambiente, sino que también ofrecen oportunidades económicas y sociales para los agricultores al mejorar la eficiencia de los recursos y la calidad de los productos agrícolas».
Asimismo, el también empresario asegura que la adopción de los Modelos de Agricultura Biológica Óptima (MABO) y las Medidas Ambientales para la Zona Orgánica (MAZO) son una necesidad ambiental, que ha mostrado importantes beneficios en materia económica y social.
«Al implementarlas, se podrá equilibrar la productividad agrícola con la conservación de los recursos naturales, mejorando la salud del suelo, aumentando la biodiversidad, conservando el agua y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero».
Finalmente, Daniel Madariaga Barrilado subraya que los beneficios incluyen una mayor productividad a largo plazo, una mayor resiliencia frente al cambio climático y una mejor calidad de vida para los agricultores.
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