Brain rot y redes sociales en adolescentes

Facebook
Twitter
Pinterest
Brain rot en adolescentes mexicanos vinculado al uso excesivo de redes sociales y su impacto en la salud mental
Brain rot y redes sociales en adolescentes

La mente adolescente vive expuesta a un constante bombardeo de estímulos digitales que no siempre resultan positivos. En México, especialistas advierten sobre el “brain rot”, un término que describe el impacto negativo del consumo excesivo de redes sociales en la concentración, el sueño y la salud emocional. El fenómeno no solo afecta la manera de interactuar, también influye en cómo los jóvenes procesan la información.

De acuerdo con datos recientes, el uso intensivo de aplicaciones como TikTok e Instagram está asociado con un mayor riesgo de ansiedad y baja tolerancia a la frustración. Además, la exposición continua a contenidos breves genera dificultades para mantener la atención en actividades escolares o recreativas que requieren más tiempo.

Impacto del brain rot en la salud mental

El brain rot se relaciona con una reducción de la memoria de trabajo y una sensación de agotamiento constante. Asimismo, estudios en adolescentes mexicanos reportan un aumento en la irritabilidad y en los niveles de estrés tras varias horas de conexión ininterrumpida. También se detecta un patrón de menor interacción presencial con amigos y familiares, lo que profundiza sentimientos de aislamiento.

Por otro lado, los especialistas recomiendan fomentar rutinas digitales más equilibradas, con periodos de desconexión durante la tarde o antes de dormir. Del mismo modo, destacan la importancia de acompañar el uso de redes con actividades físicas, hobbies creativos o deportes.

Si este artículo te está gustando, podrías leer: TikTok y la adicción que preocupa a expertos en salud

Estrategias para reducir riesgos

Entre las medidas sugeridas se encuentra limitar el tiempo frente a la pantalla a un máximo de dos horas de ocio digital diario, además de reforzar la educación digital en las escuelas mexicanas. En consecuencia, el reto no es prohibir las plataformas, sino aprender a gestionarlas con responsabilidad.

Noticias Relacionadas