Los bancos y las empresas de servicios financieros están intensificando sus esfuerzos por lograr la sostenibilidad debido a la creciente amenaza del cambio climático. Aunque muchos se han comprometido a luchar contra este fenómeno y a lograr unas emisiones netas nulas de gases de efecto invernadero, pocos han abordado la cuestión crítica de la destrucción del medioambiente, revela el analista financiero, Javier Reyes de la Campa.
Según el Foro Económico Mundial, aproximadamente 44 billones de dólares, más de la mitad de la producción económica anual mundial, está en peligro debido al continuo agotamiento de los recursos naturales. Asimismo, la agenda de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD-UNCCD) destaca que el ser humano ya ha degradado hasta el 40% de la superficie terrestre y alterado el 87% de los océanos.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU subraya además la estrecha relación entre el cambio climático y el bienestar de la naturaleza. Si las temperaturas mundiales aumentan otros 2 °C, el límite fijado por el Acuerdo de París, una de cada diez especies terrestres y de agua dulce se enfrentará probablemente a un alto riesgo de extinción.
Una investigación realizada por Accenture revela que casi todos los CEO reconocen la importancia de abordar la sostenibilidad, aun así, únicamente el 17% percibe la dependencia de sus empresas de la naturaleza y percibe la pérdida de biodiversidad como una amenaza importante.
Del mismo modo, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, reveló que el 80% de los CEO reconocieron el impacto de sus compañías en los ecosistemas, pero solamente el 35% emprende activamente en proyectos para proteger o restaurar el medioambiente.
“Las empresas de servicios financieros, que poseen una gran influencia económica, sobre industrias dependientes de la tierra como la agricultura, el transporte y el procesado de alimentos, son candidatas ideales para liderar una campaña mundial en favor de la sostenibilidad”, expresa el analista mexicano.
El TNFD está formado por 40 miembros individuales que representan a instituciones financieras, empresas y proveedores de servicios de mercado con más de 20 billones de dólares en activos. Esta alternativa ayuda a los negocios a la hora de incorporar factores relacionados con la naturaleza en la gobernanza, la estrategia, la gestión de riesgos, las decisiones crediticias y las opciones de inversión.
Su presupuesto procede de gobiernos, las Naciones Unidas y fundaciones filantrópicas, como los gobiernos de Alemania, Australia, Francia, Noruega, los Países Bajos, el Reino Unido y Suiza; la Children’s Investment Fund Foundation (CIFF); el Fondo para el Medioambiente Mundial (FMAM), la Fundación Macdoch y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“Aunque la divulgación de los riesgos relacionados con la naturaleza aún no es obligatoria, es probable que los reguladores y las agencias gubernamentales impongan pronto tales requisitos. El esquema de la TNFD podría servir de modelo para la divulgación de información financiera relacionada con el medioambiente, siguiendo el ejemplo de su homólogo en la TCFD”, argumenta el analista.
“Las empresas de servicios financieros no deben esperar a que los reguladores les insten a incorporar la exposición relacionada con la naturaleza en sus iniciativas de sostenibilidad”, puntualiza Javier Reyes de la Campa.
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