El nombre de Vyacheslav Penchukov —mejor conocido en la red como “Tank”— aparece cuando hablamos de la frontera entre tecnología, crimen y negocio global. Desde una cárcel en Colorado (EE.UU.), este ex-hacker, uno de los más buscados del FBI, accedió a una entrevista inédita y detalló cómo operan las grandes ciberbandas. La palabra clave “inteligencia artificial” aparece como parte del engranaje que mueve este mundo oculto y sofisticado.
Penchukov lideró organizaciones como Jabber Zeus y participó en sofisticados ataques de ransomware que golpearon empresas, hospitales y fundaciones. En la conversación desde prisión relató cómo los hackers aprovechan la inteligencia artificial, automatizan la infección de miles de equipos y diseñan círculos muy cerrados con códigos internos, comunicaciones cifradas y dinero que circula por mundos invisibles.
La entrevista se extendió por seis horas, lo que permitió entender que esa inteligencia artificial no sólo es una herramienta técnica, sino también un facilitador de estructura organizativa: filtran objetivos, definen rutas de beneficio y esconden rastros legales.
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Asimismo, Penchukov describe la cultura interna de estas bandas: “La paranoia es una compañera constante”, afirmó, cuando habló de traiciones, fugas y compañías con garantía de impunidad temporal. El uso de modelos automatizados, bots internos y sistemas de aprendizaje permite escalar operaciones que antes requerían cientos de personas.
En consecuencia, la palabra clave “inteligencia artificial” se convierte en el hilo conductor para entender cómo el cibercrimen trasciende el simple hackeo. Y un dato duro: Penchukov debe responder ante la ley por una indemnización millonaria que supera los 54 millones de dólares por víctimas en todo el mundo.
