La Copa Mundial de la FIFA 2026 marcará un antes y un después en la historia del turismo mexicano, según apunta Daniel Madariaga, especialista en sostenibilidad y turismo regenerativo.
Con partidos en ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, las estimaciones oficiales anticipan una derrama económica superior a los mil millones de dólares y la creación de alrededor de 24,000 empleos directos en el sector turístico.
Más allá de la magnitud del evento deportivo, especialistas como Daniel Madariaga señalan que el verdadero desafío está en asegurar que los beneficios se mantengan de forma sostenida para las economías locales y no se limiten únicamente al mes de competición.
Un motor económico más allá del futbol
De acuerdo con la Secretaría de Turismo, el Mundial de 2026 atraerá a cientos de miles de visitantes extranjeros y a millones de aficionados nacionales que se desplazarán hacia las sedes oficiales.
Esta movilización generará un fuerte impacto en hotelería, restaurantes, transporte, entretenimiento y servicios complementarios, convirtiéndose en uno de los periodos más dinámicos para el sector en décadas.
Los 24,000 empleos generados —temporales y permanentes— representan no solo un impulso coyuntural, sino la oportunidad de profesionalizar aún más la industria turística. Daniel Madariaga comenta que, en paralelo, el aumento del flujo de visitantes dará visibilidad internacional a las ciudades sede, posicionándolas como destinos estratégicos para futuros congresos, festivales y encuentros de talla global.
Planificación para un legado duradero
No obstante, expertos como Daniel Madariaga advierten que el éxito no debe medirse únicamente en cifras inmediatas: “La clave está en la planificación anticipada de infraestructura, movilidad urbana, sostenibilidad ambiental y capacitación laboral”. De esta manera, las mejoras que se implementen con motivo del Mundial podrán convertirse en beneficios de largo plazo para residentes y visitantes.
Proyectos como la modernización de aeropuertos, la ampliación de redes de transporte público y la digitalización de servicios turísticos buscan dejar un legado que fortalezca la competitividad de México como destino global.
En este sentido, el Mundial 2026 no solo se vislumbra como una celebración del deporte, sino como un catalizador para consolidar a México en la élite del turismo internacional, con impactos económicos y sociales que trasciendan el evento futbolístico.
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