Las grandes tecnológicas están frente a un nuevo obstáculo que podría retrasar sus planes para renovar el mundo del gaming. El costo de las memorias DRAM y NAND Flash, fundamentales para el rendimiento de consolas como PlayStation y Xbox, ha subido hasta 20% en el último trimestre de 2025. Esta alza no solo afecta el precio final de los dispositivos, también pone en pausa decisiones clave sobre el momento ideal para lanzar nuevos modelos.
Samsung, uno de los mayores fabricantes de memorias, redujo su producción durante buena parte de 2023 y 2024 para evitar la sobreoferta. Esa estrategia, que buscaba estabilizar los precios tras años de caídas, ahora empieza a generar una escasez que impacta a toda la industria.
Sony y Microsoft analizan cómo absorber este sobrecosto sin trasladarlo por completo a los jugadores, pero el panorama luce tenso, especialmente para Latinoamérica, donde los precios ya suelen ser más altos por impuestos y distribución.
Impacto del aumento de RAM en el desarrollo y el mercado
Los desarrolladores también están en vilo. Un posible retraso en el lanzamiento de nuevas consolas significa congelar apuestas creativas que dependen de mayor potencia gráfica y velocidad de carga. Por otro lado, si los fabricantes optan por mantener fechas, podría verse una ola de modelos “recortados” en especificaciones o más caros, alejando a parte del público objetivo.
En este contexto, los jugadores podrían voltear la mirada hacia actualizaciones menores, consolas portátiles o incluso servicios en la nube como alternativa, al menos hasta que el mercado recupere su equilibrio. A finales de noviembre, el precio promedio de los módulos de DRAM superaba los 4.50 dólares por gigabyte, un nivel que no se veía desde mediados de 2022.
