Dormir mal, sentirse inseguros o no confiar en los demás ya no son solo síntomas del crecimiento adolescente. En Colombia, un estudio reciente reveló que estas señales se agravan en los menores de 17 años que pasan horas navegando en redes sociales como TikTok, Instagram o Snapchat. La tecnología que conecta también podría estar alejando a los más jóvenes de su bienestar emocional.
El 85% de los adolescentes de entre 12 y 17 años en Colombia ya usan redes sociales, según cifras recopiladas por Infobae con base en estudios de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Y aunque muchos padres celebran que sus hijos “son nativos digitales”, la realidad es menos optimista: el consumo intensivo de plataformas sociales está vinculado con alteraciones del sueño, aumento de la desconfianza interpersonal y una autoestima más frágil.
Uso excesivo y consecuencias invisibles
Además, no se trata solo del tiempo frente a la pantalla. El tipo de interacción más pasiva que activa amplifica los efectos negativos. Ver historias ajenas de éxito, belleza o diversión constante puede disparar comparaciones, generar frustración y desconexión con la realidad.
Las redes sociales actúan como espejos distorsionados. En lugar de fomentar el autoconocimiento, muchas veces impulsan una búsqueda constante de validación externa. Esto tiene un impacto más agudo en jóvenes que aún están construyendo su identidad. De igual manera, quienes hacen un uso moderado y consciente de estas plataformas presentan niveles de autoestima y calidad de sueño más estables.
Por otro lado, el estudio también señala que las adolescentes mujeres presentan efectos más marcados que los hombres. Esto se relaciona con la presión estética en redes, que suele estar más dirigida a ellas. Dormir menos de siete horas y tener interacciones sociales superficiales se vuelve común en estos casos.
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