En las aguas de Japón y el Mediterráneo vive un organismo capaz de hacer lo impensable: revertir su envejecimiento y comenzar de nuevo. La Turritopsis dohrnii, mejor conocida como la medusa inmortal, no solo fascina a la comunidad científica por su biología extraordinaria, sino que ahora empieza a llamar la atención del sector médico. Investigadores españoles han profundizado en su genoma y hallaron 35.000 genes activos, muchos relacionados con reparación celular y longevidad.
Este hallazgo está generando entusiasmo en laboratorios de todo el mundo, y no es para menos. Mientras la mayoría de los seres vivos avanzan en una sola dirección biológica la vejez esta medusa puede “rebobinar” su desarrollo y regresar al estado de pólipo, su etapa juvenil. En términos simples, es como si una mariposa pudiera volver a ser oruga, sin efectos secundarios.
Medicina regenerativa y la promesa de la medusa inmortal
Las implicaciones van más allá de la curiosidad científica. Un grupo de investigadores en Alicante logró identificar proteínas clave que podrían adaptarse a terapias humanas, especialmente en la regeneración de tejidos. Si estas proteínas se aplican con éxito, podrían acelerar la recuperación tras lesiones graves, cirugías o enfermedades degenerativas.
Este avance aún se encuentra en fase de investigación, pero ya hay proyectos piloto de bioingeniería que buscan emular este mecanismo de rejuvenecimiento en células humanas. En un escenario optimista, esto abriría la puerta a nuevos tratamientos para retrasar el envejecimiento celular y tratar enfermedades como el Alzheimer o el cáncer.
Actualmente, menos del 1% de las especies marinas ha sido estudiado a nivel genético, lo que sugiere que aún hay muchos secretos por descubrir bajo el mar.
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