El panorama de inversión en México está experimentando un cambio inesperado pero contundente. En lugar de seguir apostando por startups digitales, como aplicaciones de reparto o fintechs, el capital está encontrando nuevas oportunidades en un territorio más tangible: la biotecnología.
Durante el último semestre de 2025, este sector logró captar más de 3,400 millones de pesos, una cifra que contrasta con la caída libre en la financiación para proyectos tech tradicionales. La razón detrás de este cambio no es solo coyuntural, sino estratégica: México está desarrollando un ecosistema robusto en torno a la investigación científica, con hubs como Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México al frente.
El talento científico mexicano también atrae capital
Además, inversionistas internacionales comienzan a ver al país como un nodo emergente para la innovación en salud, alimentos y agricultura. Proyectos como los de microbios modificados para aumentar la fertilidad del suelo o vacunas desarrolladas localmente están atrayendo tanto capital extranjero como alianzas público-privadas.
Por otro lado, incubadoras universitarias y fondos especializados están canalizando recursos hacia startups con potencial de escalar desde el laboratorio hacia el mercado global. La tendencia no es pasajera. De hecho, expertos señalan que el interés por la biotecnología tiene bases más sólidas y efectos a largo plazo, en comparación con la burbuja que alguna vez envolvió al desarrollo de apps.
El fondo Dalus Capital, uno de los más activos del ecosistema mexicano, ya duplicó sus inversiones en biotech durante 2025. El dato se suma al informe de Endeavor, que reporta un crecimiento de 67% en la creación de empresas del sector tan solo entre agosto y noviembre.
