El domingo comenzó con un giro inesperado en el Reino Unido, cuando un aparente ciberataque paralizó operaciones aéreas y generó retrasos masivos en aeropuertos clave como Heathrow y Gatwick. La interrupción afectó a cientos de vuelos y dejó a miles de pasajeros varados, lo que refleja cómo la infraestructura digital se ha vuelto tan vital como la física en la aviación moderna.
Las autoridades británicas informaron que el ataque interrumpió los sistemas de control de tráfico aéreo y reservas, obligando a suspender temporalmente despegues y aterrizajes. Además, aerolíneas internacionales reportaron dificultades para restablecer conexiones, lo que amplió el impacto a rutas en Europa y Norteamérica. La Agencia Nacional del Crimen ya abrió una investigación, mientras que el gobierno aseguró que trabaja con protocolos de emergencia para estabilizar la situación.
Impacto del ciberataque en aeropuertos y aerolíneas
El ciberataque puso en evidencia la vulnerabilidad de las redes que sostienen operaciones globales. De igual manera, el incidente generó pérdidas millonarias para las aerolíneas debido a cancelaciones y compensaciones, al tiempo que expuso la fragilidad del turismo en temporada alta. Asimismo, especialistas en ciberseguridad alertaron que los ataques a sistemas críticos seguirán en aumento, lo que impulsa la necesidad de inversiones más robustas en protección digital.
Por otro lado, la magnitud del evento encendió alertas en la Unión Europea y Estados Unidos, donde se revisan protocolos de ciberdefensa aplicados al transporte aéreo. En consecuencia, los gobiernos están llamados a coordinar esfuerzos para blindar la conectividad que sostiene a millones de viajeros.
No obstante, el dato más preocupante surgió al cierre de la jornada, cuando se confirmó que más de 320 vuelos fueron afectados solo en Heathrow, cifra que representa el 40% de sus operaciones regulares.