Una emergencia cardíaca no espera tráfico ni ambulancias lentas. En Estados Unidos, un programa piloto está transformando ese drama en esperanza: drones equipados con desfibriladores automáticos sobrevuelan zonas urbanas para llegar antes que los servicios tradicionales. El objetivo es reducir los minutos críticos que separan la vida de la muerte tras un paro cardíaco.
Drones para salvar vidas, no solo entregar paquetes
La iniciativa está activa en ciudades como Salt Lake City y Dallas, donde los drones vuelan con luz verde de la Administración Federal de Aviación. Son capaces de transportar desfibriladores portátiles a una velocidad que deja atrás a la mayoría de los vehículos de emergencia. La clave no es solo la velocidad, sino la precisión: los dispositivos están conectados a sistemas de emergencias que activan el vuelo apenas se detecta una llamada por paro cardíaco.
Además, los drones aterrizan con instrucciones claras y accesibles para que cualquier persona pueda usar el desfibrilador incluso antes de que llegue un paramédico. La apuesta es salvar esos primeros cinco minutos que, según la Asociación Americana del Corazón, son decisivos para evitar daños cerebrales o la muerte.
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Tecnología aérea con impacto real en emergencias
Este tipo de entregas no es solo futurismo aplicado a la salud. En pruebas reales realizadas hasta agosto de 2025, drones en Carolina del Norte llegaron al lugar del incidente en menos de tres minutos, superando por mucho el promedio de ambulancias en zonas suburbanas.
Del mismo modo, se espera que este sistema se expanda a más ciudades antes de finalizar el año. La infraestructura ya permite vuelos autónomos bajo supervisión remota, y los datos respaldan su eficacia. En pruebas realizadas en Texas, el 70% de los desfibriladores llegaron antes que los equipos médicos convencionales.











