Las salas de medicina nuclear en España viven un momento clave: cada vez son más los pacientes que llegan en busca de terapias con radiofármacos, y el sistema empieza a sentirlo. Lo que antes era un recurso puntual, hoy es una herramienta terapéutica cada vez más común para tratar diferentes tipos de cáncer, como el de próstata o el neuroendocrino. Esta expansión ha detonado un efecto dominó en la forma en que se organiza la atención ambulatoria.
Desde agosto de 2025, se han encendido las alertas en varios hospitales públicos, que ya reportan aumentos notables en la demanda de estas terapias. En Madrid, por ejemplo, centros como La Paz o el 12 de Octubre están implementando protocolos más ágiles y repensando sus circuitos internos para poder dar abasto. La clave: hacer que el tratamiento ambulatorio sea más eficiente sin comprometer la seguridad radiológica.
La revolución de los radiofármacos y el impacto en hospitales
La popularidad creciente de los radiofármacos se debe a su capacidad para dirigir radiación directamente a las células tumorales, reduciendo los efectos secundarios. Pero con esto vienen nuevos retos. La administración de estos tratamientos requiere condiciones especiales: desde salas blindadas hasta manejo especializado de residuos radiactivos. Y eso no se resuelve con solo agregar turnos.
De igual manera, el personal médico ha tenido que adaptarse a un ritmo distinto. En algunos centros se han creado unidades específicas de terapia radiometabólica ambulatoria, con equipos multidisciplinarios que incluyen físicos médicos, enfermeros nucleares y técnicos en protección radiológica.










